Apretó los párpados tratando de
empujar las lágrimas hacia dentro de sí misma, se negaba el placer de llorar a
lágrima viva. Se negaba ese llanto de fracaso, de saberse menos que las
expectativas que tenían de ella sus papás, su hermano. Aún ella misma. Era una
mujer con sueños demasiado grandes y capacidades limitadas.
Sabía que iba por la vida
perdiendo el tiempo en situaciones tan vacías como ella misma, buscando en
encuentros fugaces un lugar, un tiempo y una persona que la hicieran sentir
completa. Tan vacía ella.
Abrió los ojos para encontrarse
frente al televisor apagado. Siempre apagado.
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