lunes, 9 de junio de 2014

LA MICROFICCIÓN EN TWITTER: UN ARTE SEMIAUTISTA


El internet es una herramienta poderosa que ha permitido el surgimiento de manifestaciones globales de todo tipo entre las que se encuentran los grupos anti sistémicos que actúan a través del ciberespacio publicando información clasificada sobre el gobierno, así como los programas semanales transmitidos vía You Tube. En caso del arte, sucede que la difusión es mayor y se vuelve posible conocer productos artísticos emergentes, incluso, del otro lado del mundo. El fenómeno que agudiza toda manifestación de la globalización cibernética es la aparición de redes sociales.

Este fenómeno quizá sea el más impactante en la sociedad moderna puesto que ocupa el tercer lugar en las actividades cibernéticas mundiales. Sólo en México –durante el 2013- el número de usuarios asciende a más de 40 millones de personas de las cuales el 90% cuenta con un perfil activo de Facebook, 60% con cuenta de You Tube y 56% de Twitter (Times, 2014).

La red social que se abordará en este ensayo tiene usuarios más o menos específicos: el 56% se ubica en el género masculino, el 60% está en un rango de edad entre 18 y 29 años, el 67% ha concluido la preparatoria, el 94% habita en un ambiente urbano, el 35% se encuentra en regiones al norte del país. (Campos, 2012)

Es así que Twitter se ha vuelto un espacio para que la urbe, en su mayoría, mayor de edad exprese sus ideas escudándose por un medio de interacción impersonal.

Curiosamente, muchísimos escritores poseen su propia cuenta de Twitter. Entre ellos están Alberto Chimal, Porfirio Hernández y Guillermo Fadanelli así como talentos emergentes de la talla de Eric Uribares, Aurelio Guzmán, Daniel Saldaña París y Luis Flores. La mayoría se limita a escribir sobre la situación del país, algunos comentarios sarcásticos y actualizaciones personales, pero otros se han unido a una manifestación llamada microficción.

Para entender las características de esta nueva tendencia literaria se deben dejar en claro algunos puntos sobre los que opera Twitter. Para empezar, la actividad principal de esta red social es compartir mensajes –llamados tuits- que no rebasan los 140 caracteres. Cada usuario tiene una cuenta que otros usuarios pueden seguir para tener acceso directo a lo que éste escriba. Cuando un tuit resulta interesante y se quiere compartir, se retuitea –con lo que la cuenta de quien retuiteó hace posible que más gente lo lea-. Si simplemente se quiere archivar se marca como favorito.

Dicho esto, se intuye que la microficción de Twitter es una manifestación compleja por su obligada simpleza: construir una historia en 140 caracteres implica un excelente uso del lenguaje y de la capacidad de sintetizar; en palabras de un gran microficcionista: “Los mundos narrados son pequeñísimos en la página pero se amplifican en la imaginación.” (Chimal, Inicial, 2010)

A pesar de que las características mencionadas sean difíciles de conjugar, esta tendencia de escritura se ha vuelto muy popular e incluso existen cuentas que se dedican completamente a escribir y compartir microficciones. Incluso hace un par de años, en 2012, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires fue lugar de premiación de un certamen de microficción en Twitter, resultando ganador Leo Mercado con el tuit “El cazador prehistórico decide no seguir al mamut que cruza el puente de Bering, desapareciéndonos a usted, a mí y al cuento.” (Gardella, 2013)

En el ámbito nacional, es Alberto Chimal quien ha creado mayor número de microficciones bien logradas, tanto así que en 2012 publicó un libro compilando sus mejores tuits minificcionales bajo el nombre de 83 novelas.

En el prólogo de esta compilación –que puede encontrarse gratis en internet- parecen subyacer algunas características básicas de la microficción como que los personajes se construyen gracias a lo que se dice acerca de ellos, los mundos de la microficción tienen la mayor parte de su extensión en la imaginación del lector, y que las microficciones tienen inicios y finales muy parecidos pero lo importante es la mutación del resto de la historia. Otras características fundamentales son la hibridación genérica, la intertextualidad lúdica y la experimentación lingüística. (Revista Ñ, 2014)

Lo estipulado puede leerse en cada una de las ochenta y tres microficciones que conforman 83 novelas, por ejemplo: “En uno de los mundos posibles no se inventó el lenguaje. Acaso los pobladores son felices, pero en realidad no se puede decir.” (Chimal, Cosmología 8, 2010)

Dentro de la microficción subyace un asunto muy estudiado por teóricos de la lengua: la economía del lenguaje.

La historia nos ha demostrado que tanto en los medios de comunicación personal como en los de masas (con fines comerciales), el precio de la palabra sí importa. Existen medios de comunicación personal caracterizados por sus limitaciones de espacio, como son el telegrama o los SMS. Y lo mismo ocurre con los masivos; podríamos hablar de dos casos en los que la palabra es el bien más preciado: los anuncios por palabras, (ya sea orientados a la compra de bienes o a la contratación de servicios) y el Twitter.
(Roldós Publicidad, 2012)

De esta forma, los tuits y, específicamente, las microficciones de Twitter son producto de una limitación cuantitativa y cada una de las palabras debe estar perfectamente seleccionada.
La microficción contrasta en términos de uso del lenguaje con el resto de contenido de Twitter puesto que tan sólo el 8.7% de los mensajes publicados en esta red social llega a tener algún tipo de contenido de valor, mientras que el 80% de los tuits son sobre asuntos intrascendentales de los cuales el 40.5% son palabras o frases de interés nulo y el 37% son conversaciones con otros usuarios de Twitter. (Roldós Publicidad, 2012)

En lo que toda la información que corre por Twitter se unifica es en la necesidad de tomar el principio de la economía lingüística como ley.

La tendencia a la economía o a la brevedad es un principio comprendido en la naturaleza del propio lenguaje, que, de acuerdo a su función primordial de comunicación, busca la comodidad y el menor esfuerzo en la emisión y descodificación del mensaje.
(Duarte, 2008)

George Kingsley Zipf fue un estadista que propuso cinco puntos operantes en el principio de la economía del lenguaje; el primero trata de una especie de regla matemática en la que la dificultad de pronunciar un fonema es inversamente proporcional a las veces que éste es usado, el segundo se parece mucho al primero pero abarca un campo más amplio –mientras más larga es una palabra, menos es usada-, el tercer punto se relaciona a su vez con el segundo pues propone un proceso dinámico en el que una palabra larga es reemplazada por una más corta con significado igual o similar, el cuarto habla sobre la correlación positiva entre la edad cronológica y las palabras nuevas –principio de la distribución de frecuencia de las palabras-, y el quinto indica que cuanto más frecuente es una palabra, ésta tiene un significado menos variable. (Duarte, 2008)

En el caso de las microficciones de Twitter se pueden apreciar el segundo y el quinto punto: el espacio, de por sí limitado por el formato de esta red social, se ahorra utilizando abreviaciones, supuestos, obviando lo prescindible, todo esto para que una buena historia quepa en un tuit; el quinto punto es observable en la intertextualidad.

Un ejemplo de lo anterior podría ser: “Cayó en trance en el templo, habló en lenguas y empezó (sin que nadie entendiera): -En un lugar de La Mancha…” (Chimal, Espiritual 11, 2010) En la microficción anterior se reemplaza una explicación más o menos larga por el uso de la intertextualidad quijotesca, al mismo tiempo que omite características explícitas del sujeto sin dejar de haber construido ya un personaje completo.

La ley operante en Twitter puede resumirse en un refrán popular: si lo bueno breve, dos veces bueno.

En términos estrictos, la microficción es una novedad por situarse en el escenario del ciberespacio; pero, en realidad, esta manifestación retoma elementos de una lengua bastante antigua: el latín.

Esto resulta lógico cuando se reflexiona que el español es una lengua derivada del latín vulgar, es decir que es una manifestación lingüística en la que el idioma original se fue descomponiendo para dar paso a otro. Más lógico resulta cuando se entiende que ambas lenguas son flexivas, es decir, las palabras se conforman de una raíz a la que se le añaden elementos que dan concordancia gramatical.

El latín es una lengua sintética, “(…) posee un gran número de morfemas ligados (morfemas de caso, inflexiones verbales, etc.)” (Penny, 2001)  esto quiere decir que se añaden afijos a la raíz de la palabra para adecuarla a su función gramatical.

El español es una lengua analítica, “(…) expresan las mismas relaciones gramaticales utilizando preposiciones, artículos o interjecciones (cuando son nombres) y verbos auxiliares (cuando se trata de verbos).” (Heriberto Camacho, 2000).

Se puede notar la gran diferencia entre el español y el latín si se toma en cuenta el contraste de su naturaleza compositiva: en una, la palabra tiene prácticamente significado propio y, en la otra, una palabra subsiste gracias a los morfemas que se ligan a ella
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¿A qué viene esta nimia lección sobre lenguaje? A que el latín y las microficciones comparten elementos, a pesar de ser éstas de otro idioma.

El elemento en común es la supresión de nexos como los artículos. Cabe aclarar que las microficciones las usan lo menos posible, muy a la usanza ultraísta y, obviamente, por cuestiones de espacio; pero el español de la microficción se está volviendo sintético por economía de lenguaje. Quizá en el futuro las microficciones sean una sola palabra cargada de significado.

Otro elemento en común es la aglutinación de ciertos sustantivos que se convierten en verbos, por ejemplo: “"A escribir se aprende escribiendo, a tuitear se aprende tuiteando". Aunque este es un caso no exclusivo de la microficción, también es parte de ella.

Aunque la microficción se ha estado divulgando como una manifestación novedosa, no es así.
“Como la gran mayoría de los géneros narrativos breves gozan de una tradición milenaria no extraña que a lo largo de los siglos hayan sufrido una serie de modificaciones según la época y la narración contemplada.” (Spang, 2009) Y sobre las palabras de Spang puede notarse una larga línea de sangre que concluye en la microficción de Twitter.

Por ejemplo, el aforismo es una manifestación literaria corta en la que se expresa una verdad de Perogrullo. Se ha retomado por le poesía. Un expositor de este género es Francisco Hernández: “El poema es la huella que deja el homicida en el lugar de los hechos (la hoja en blanco es un crimen perfecto).” (Hernández, 2013)

Otro ejemplo mucho más antiguo es el refrán popular que por su facilidad de memorización se mantiene vivo desde varios siglos. Aunque éste no cuenta una historia –tampoco lo hace el aforismo-, es quizá la manifestación corta más vieja.

Las greguerías entran en esta clasificación, pues se trata de composiciones en prosa que contienen reflexiones ingeniosas o humorísticas. El término fue acuñado por Ramón Gómez de la Serna, quien escribió varias de ellas, por ejemplo: “Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.”.

Los haikús también son manifestaciones literarias cortas: provienen de la tradición de poesía japonesa y sólo se constituyen por tres versos. Por ejemplo: “La mariposa revolotea /   como si desesperara / en este mundo” Kabayashi Issa.

Claro que de las expresiones aquí citadas ninguna es de la naturaleza de la microficción pero antes de la creación de Twitter, Monterroso ya nos deleitaba con el despertar de los dinosaurios.

A modo de conclusión, parece pertinente afirmar que las manifestaciones artísticas se van adaptando a la realidad: es por ello que la microficción de Twitter cobra una gran popularidad en esta época. Otra razón importante de la popularidad de la microficción es la economía del lenguaje que reina en Twitter gracias a su formato. Y aunque hay expresiones de este tipo que resultan interesantes, el gran problema es su hermetismo: primero, sólo llegan a aquellos con una cuenta de Twitter, luego, sólo a los interesados que se toman el tiempo de seguir a los microficcionistas, finalmente, porque la microficción es una creación en la que se da por sentado mucho, por lo que supone una actividad racional que no todos tienen.
Puede decirse que la microficción es un arte semiautista que proviene de una larga tradición prosística que ha desembocado en el sintetizar lo más posible tratando de crear un tuit coherente. Como los autistas, sólo dice lo necesario, sólo se mueve en su zona de confort.

Bibliografía

Campos, R. (Diciembre de 2012). Twitter: uso y penetración. Obtenido de Slideshare: http://www.slideshare.net/hoovazqtank/uso-y-penetracin-de-twitter-en-mxico-2013
Chimal, A. (2010). 83 novelas. México: La Guillotina.
Duarte, J. P. (2008). El principio de la economía lingüistica. Pragmalingüística, 7-27.
Gardella, M. (11 de Mayo de 2013). Ganadores del concurso de Microficción por Twitter de la Feria del Libro de Buenos Aires. Obtenido de Internacional microcuentista: http://revistamicrorrelatos.blogspot.mx/2013/05/ganadores-del-concurso-de-microficcion.html
Heriberto Camacho, e. a. (2000). Manual de Etimologías Grecolatinas. México: Limusa.
Hernández, F. (16 de Semptiembre de 2013). Aforismos de Francisco Hernández. Obtenido de Círculo de poesía: http://circulodepoesia.com/2013/09/aforismos-de-francisco-hernandez/
Revista Ñ (5 de Mayo de 2014). Microficción, la literatura en unas pocas palabras. Obtenido de Revista de cultura Ñ: http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Microficcion-literatura-pocas-palabras_0_1135086819.html
Penny, R. (2001). Gramática Histórica del Español. Barcelona: Ariel.
Publicidad Roldós (2012 de Noviembre de 2012). Economía del lenguaje. Obtenido de Roldós: http://www.roldos.es/blog/economia-del-lenguaje/
Spang, K. (2009). Géneros literarios. En e. a. Miguel Ángel Garrido, El lenguaje crítico: vocabulario crítico. Madrid: Signa.
Times, i. (2 de Abril de 2014). iLifebelt Times. Obtenido de Usuarios y uso de Internet en México 2013: http://ilifebelt.com/usuarios-y-uso-de-internet-en-mexico-2013/2013/04/