ENCOMIO AL CANIBALISMO EN MÉXICO
"Tupi or not tupi, that is the question"
Oswald Andrade, Manifiesto Antropófago
Civilización y barbarie: tema tocado
por todas las artes y todas las disciplinas. Nos sentimos civilizados por tener
luz eléctrica, conexiones de internet inalámbricas y bañarnos todos los días.
La verdad es que en cada época el hombre es más bárbaro por el simple hecho de
querer suprimir las acciones instintivas que nos hicieron sobrevivir desde
nuestro surgimiento.
Una de esas acciones que, actualmente,
es más repudiada en México -tanto como en casi cualquier lugar del mundo- es el
canibalismo. Todo por el afán humano de
superioridad sin considerar perspectivas lógicas y específicas. Estas son: el
legado ancestral, la práctica ritual, una cuestión de paladares, una campaña
pro-ambiente y una necesidad circunstancial.
Ahora bien, por ejemplo, en la
situación hipotética de ser herederos de una biblioteca tan extensa como la de
Babilonia, lo más lógico sería protegerla; lo mismo sucede con el canibalismo,
actividad practicada en los tiempos prehispánicos. El canibalismo como práctica
ritual se efectuaba por todas las esferas sociales: los sacerdotes y las clases
privilegiadas disfrutaban del corazón, dejando el resto a las clases media y
baja; de esta forma, el espíritu del hombre-alimento pasaba al hombre caníbal:
una manera de trascendencia.
El canibalismo y el pozole son
elementos diametralmente opuestos para aquellos afortunados que aún sean tan
inocentes –o ignorantes, según se vea-
como Adán y Eva pre-serpiente. Algunos antropólogos señalan que en el México prehispánico, la carne humana era el ingrediente clave
del pozole. Posteriormente, por culpa de la colonización, la carne humana fue
sustituida por cerdo.
Ahora, ¿cómo nosotros, mexicanos,
mexicas, aztecas, podríamos tener algún argumento válido en contra de una
práctica totalmente aceptada entre nuestros ancestros? Aún más si luchamos por
liberarnos del eurocentrismo en general.
Más allá de la cuestión ancestral,
apegándonos al proverbio cristiano, hay
de todo en la viña del señor, deberíamos entender que en gustos se rompen
géneros. Satanizar el canibalismo sería comparable con meter a la cárcel a un
sujeto que prefiera el pescado al pollo o al cerdo.
Luego, se ha vuelto obvio que el
hombre es la plaga que más fatalmente ha arrasado con la armonía natural de los
ecosistemas del mundo, el canibalismo sería una forma de disminuir la
contaminación por los cadáveres y el exceso de población.
Concluyendo con una situación extrema,
si un hombre no tiene nada que comer y cerca de él hay un cadáver, lo más
lógico sería que se alimente de él. El hombre muerto regresa a su calidad
animal y no hay más.
En resumen, el canibalismo sólo tiene
una desventaja: que el hombre se sienta tan superior y civilizado que le
parezca barbárico el hecho de llevar a cabo una acción que los animales –como
el león y el tigre- realizan. El canibalismo podría ayudar a disminuir la
contaminación, a retomar las costumbres originales de nuestro pueblo y a sobrellevar
situaciones difíciles, sólo basta pensar que el espíritu trasciende y el cuerpo
muere.
La carne de humano entonces no se diferenciaría a la de res o conejo.